CARTA ABIERTA

Los medios de comunicación van cambiando todos los días. La tecnología obliga a adaptarse. Y con el correr del tiempo aparecen nuevas plataformas como las diferentes redes sociales que logran acaparar gran parte de la atención y cada vez continúan ganando más terreno.

Sin embargo, el trabajo de un periodista no pasa exclusivamente por esas plataformas. Sí, muchas veces, sirven para volcar el trabajo, comunicar, llegar a otras audiencias e interactuar con mayor velocidad y alcance con personas que pueden situarse a más de 15.000 kilómetros de distancia.

Ser periodista traspasa esa barrera. Investigar, buscar propias fuentes, charlar con los protagonistas, estar en el lugar de los hechos. Todo parece olvidado o relegado por goles, encuestas y debates a los gritos en la televisión. Tanto es así que si hoy en día no tenés cierta cantidad de seguidores, “no sos nadie”.

De esa manera, ciertos “capos” de la práctica periodística prejuzgan a los que están ajenos a los redes o no le dan la relevancia necesaria. Si bien considero que las redes ayudaron a pluralizar las voces y a dar a conocer a otros periodistas –algo que celebro-, me parece irrisorio evaluar a todos de ese modo.

Luego de cuatro años de lucharla, de ir a Challengers, Futures, Interclubes, conferencias de prensa, torneos de menores y entrenamientos de jugadores y, además, de apostar por la creación de un medio propio (como los es Un poco de tenis), el 30 de enero me llegó la confirmación de la acreditación para el Argentina Open. Un sueño se hacía realidad.

A partir de entonces, cambié viajes programados, diagramé un esquema de posibles notas para escribir durante el torneo, investigué a los tenistas confirmados y busqué particularidades de cada uno para pensar las mejores entrevistas posibles, en caso de que ellos accedieran a un posible pedido. Destiné casi mi tiempo completo a hacer el trabajo invisible, ese que los lectores nunca ven, pero que es la clave para la correcta realización de nuestra tarea. Un laburo que da gusto hacer y que lo repetiría sin queja alguna.

No obstante, a menos de dos días para el comienzo del campeonato, sucedió un imprevisto. El Jefe de prensa del torneo (cabe aclarar siempre bien predispuesto a ayudar en lo necesario) me comunicó que la acreditación había sido cancelada. Fue un audio que me dejó shockeado. No sabía cómo reaccionar. Bronca, tristeza, rabia. Todo eso y más pasó por mi cuerpo esa noche.

Si bien insistí en que debía haber un error, que no podían cancelar algo otorgado, no hubo vuelta atrás. El sueño de asistir al torneo de tenis más importante del país estaba terminado. Y todo por no contar con una “actualización semanal de la página web –cuando la idea del sitio no es ir detrás de los resultados, sino escribir sobre otras aristas del deporte-” y por tener “pocos seguidores”. ¿Son argumentos suficientes para cancelar una acreditación? En todo caso, ¿por qué no evaluaron eso antes de confirmar otorgar la credencial? ¿Se imaginan si Wimbledon cancela una acreditación a menos de 48 horas del inicio del torneo?

En definitiva, cubriré el Argentina Open viendo todos los encuentros desde el sillón de mi casa, sin la posibilidad de estar en el lugar donde realmente suceden los hechos que no siempre son dentro de la cancha. Lo haré con el mismo compromiso de siempre pues la pasión y el trabajo no van de la mano solamente con una credencial.

Ayrton Aguirre
Director de Un poco de tenis

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