El final de una era

Se acabó. Punto final. No hay vuelta atrás. La Copa Davis, tal como la conocemos, tiene fecha de vencimiento, puesto que ayer en Orlando se confirmó la reestructuración del mítico e histórico torneo.

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En 2016, en Zagreb, Argentina venció 3-2 a Croacia y se consagró campeón de la Davis por única ocasión en su historia. / Foto: German Garcia Adrasti

Los dirigentes se cargaron con uno de los certámenes más amados por el público. Temporada a temporada, la Copa Davis sintetizaba una mezcla de sensaciones que sólo eran posibles de contemplarse en ese evento. Ningún otro campeonato pudo ni podrá igualar lo que generaba la Davis: triunfos de jugadores no reconocidos en el circuito, la posibilidad de jugar en tu país junto con tu gente, la presión que sentían muchas veces los mejores rankeados para poder sacar adelante un partido frente a un rival inferior, el color de las tribunas, poder elegir la sede y, en consecuencia, la superficie y los épicos encuentros al mejor de cinco sets. Todo eso, murió. Lamentablemente, la plata, otra vez, se cargó con una historia que nació 118 años atrás. Billetes matan tradición.

A partir de la próxima temporada cambiará la forma de competencia y estará muy lejos de acercarse al formato actual. La idiosincrasia, bien y gracias. Nuevamente ganó la cofradía dirigencial. Ellos son los que tienen voz y voto, pero los que juegan son los tenistas. Y no pudieron ser escuchados. Tanto es así que, por ejemplo, Francia votó a favor de la reforma, mientras que sus representantes se opusieron de manera terminal.

El final de la obra se conocía de antemano, casi como si fuera algo normal. La idea de cambiar, de generar mayores recursos económicos, significó el final de una era. Y los valores que se fueron tejiendo, empezarán a quedar en el camino.

Por suerte, existió 2016, el año que cambió a la Argentina para siempre. El trofeo más esquivo del deporte nacional pudo ser levantado. La deuda quedó saldada a tiempo. Casi como si el destino sabía de este cambio que iba a modificar la Copa Davis para siempre.

Por: Ayrton Aguirre

Del Potro ya tiene ganado un lugar en el Olimpo del tenis mundial

“Si pensas que estoy derrotado, quiero que sepas que me la sigo jugando”. Bajo esa descripción y acompañado por una imagen de un entrenamiento en la playa, Juan Martín Del Potro posteaba un tweet el 6 de octubre de 2015 mientras soñaba con volver. Deseaba ese regreso. Era su máximo ahnelo. Tan sólo buscaba dejar atrás el karma de las lesiones en su muñeca izquierda y poder regresar, aunque sea, una vez más a impactar la pelota de manera profesional. Sin dolores y disfrutando de su profesión, pero también de su pasión.

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Del Potro se sumó al club de los argentinos que llegaron al 3 del mundo. / Foto: AFP

Dentro de su círculo íntimo saben todo lo que sufrió. Intentaba dar un paso hacia delante y retrocedía tres. El horizonte parecía lejano y no podía contemplarse. Cuatro veces se sometió al bisturí del médico. Y el quirófano se tornaba una locación habitual.

Estuvo a un paso del retiro. Sin embargo, decidió volver a probar. A intentarlo de nuevo. Sin saber el resultado final, aunque aún con la confianza inquebrantable. No bajó los brazos. La siguió peleando y retornó como el 1045 del mundo. A pesar de eso, el ranking no le movía la aguja. Su objetivo estaba claro: poder terminar un partido sano. Y, de ese modo, fue dando pequeños pasos. Sin saltearse momentos de recuperación. Los resultados no aparecían, pero siguió intentándolo. Su garra quería ganarle a todo padecimiento posible. Luego, el tiempo dio sus frutos.

Ese 2016, el de la vuelta al circuito, fue soñado. Mágico. Básicamente, asombroso para propios y extraños. Del Potro obtuvo en los Juegos Olímpicos de Río su segunda medalla olímpica; en este caso plateada. Sumó un título en Estocolmo y para que la película sea completa levantó la Copa Davis, el trofeo más esquivo para el deporte argentino. El que siempre se deseó y nunca se pudo conseguir hasta ese año, cuando la unión de un equipo y el nivel de alto voltaje del tandilense llevaron a la Argentina a lo más alto. En las mejores fantasías no existían semejantes logros.

Después, a su palmarés se sumaron un ATP 250, también en la capital de Suecia, un ATP 500 en Acapulco y su primer Masters 1000. Otra de las espinas deportivas de Delpo. Y, además, la satisfacción fue completa cuando su adversario era su amigo Roger Federer. Semifinales en el US Open en 2017 y en Roland Garros 2018 rellanaron los resultados del argentino desde la reinserción en la competencia.

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Silbando bajo, Del Potro superó la batalla más importante de su carrera: ganarle a las lesiones. / Foto: DPA

Al mismo tiempo, desplegó un tenis de primera clase. Cambió su repertorio para poder regresar, situación que le amplió la gama de recursos y lo convirtió en un tenista más completo. Dejaron de ser todos golpes fuertes y planos y aparecieron los efectos y la variedad de los tiros. Mejoró su volea, incluyó el slice y generó una mayor potencia con su drive, el más peligroso de todo el circuito, según analizan sus colegas. En cada ocasión posible aprovecha para deleitar al público disparando esa ametralladora llena de magia.

En definitiva, amplió su arsenal de cualidades tanto dentro como fuera de las canchas. Se tornó un referente para los jóvenes a base de amabilidad y abriéndose a una relación directa con los aficionados.

Hoy, Del Potro amaneció en la tercera colocación del escalafón mundial debajo de Federer y de Nadal. Podríamos decir que despertó siendo el N°1, pues el suizo y el español son de otro planeta.

A los 29 años, la vida le regala otra alegría al tandilense: disfrutar de lo que ama sin pensar en los dolores de la muñeca y con la posibilidad de pelear por triunfar en los principales torneos del tour. De todos modos, Del Potro ya dejó grabado en el bronce su vuelta. Esa que lo posicionó como uno de los mejores jugadores de la historia del tenis argentino.

Por: Ayrton Aguirre

Federer, el suizo que torneo a torneo demuestra sus dotes perfeccionistas

Sus pasos dentro de la cancha son propios del mejor bailarín de ballet de todo el mundo. Pulcros. Finos. Elegantes. Los movimientos de Roger Federer cautivan la vista hasta de los más críticos de la danza clásica. El suizo dicta el ritmo de la música y se expresa en consecuencia. Se baila con los sonidos que él quiere que se baile. Y hace disfrutar a todos los espectadores.

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Roger Federer es el arte. / Foto: Abierto de Australia

Dirige el ritmo de la obra. Pero cuando esa melodía y esos desplazamientos dejaron de ser los más eficientes y atractivos, corrió su historia de lado y cambió. Cambió para mejorar. Y cambió para brindar un nuevo espectáculo del que nadie desea quedarse afuera.

Torneo a torneo exhibe esos poemas conquistadores. Esos que no se olvidan fácilmente. Y esos que no querés que terminen nunca. En cada presentación, Federer ajusta sus tuercas para seguir seduciendo.

Si Picasso, Borges, Mozart y Barýshnikov tuvieran la posibilidad de unirse en una ocasión, seguramente optarían por ir a disfrutar una función de la Leyenda suiza. Una función llamada arte.

Por: Ayrton Aguirre

Copa Hopman, el torneo ideal para el comienzo de año de Federer

La fórmula de 2017 a Roger Federer le funcionó a la perfección. Un calendario ajustado, evitar el polvo de ladrillo -superficie en la que menos se siente a gusto y donde más energía consume-, armar un plan de juego para acortar los puntos y utilizar el sobre pique de revés fueron las claves para el éxito del suizo, quien conquistó en la anterior temporada siete títulos, entre ellos el Abierto de Australia y Wimbledon.

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Federer comparte equipo con Belinda Bencic. En esta edición, ambos ganaron todos los partidos de su grupo (9-0). / Foto: Twitter Roger Federer

Si algo anda por los carriles correctos para qué modificar su trayecto. En consecuencia, el ganador de 19 coronas de Grand Slam decidió repetir la receta e inició el 2018 otra vez disputando la Copa Hopman.

El tradicional certamen que se lleva a cabo en Perth es el ideal para que el nacido en Basilea llegue en óptimas condiciones al primer grande de la temporada. Los motivos radican en el formato y en el carácter de la competencia. Al tratarse de una exhibición por equipos, que se divide en dos grupos de cuatro, Federer tiene asegurado, como mínimo, jugar tres series que incluyen partidos de singles y de dobles mixtos. Y en caso de ganar la zona, se le suma un cuarto encuentro para dirimir al campeón. Es por eso que además de darle la posibilidad de probar cosas nuevas, la Copa Hopman le brinda el ritmo de preparación necesario.

A los 36, Federer prefiere evitar un torneo oficial, que lo obliga a llegar a la final para poder sumar el mismo tiempo dentro de una cancha y que supone una presión extra.

Mientras el suizo continúe en actividad, la primera parada del año tendrá seguramente el mismo destino. Un destino llamado Copa Hopman.

Por: Ayrton Aguirre

La última oportunidad de Del Potro

Arrancó despacio, a media máquina, sin motivación y sin contar con un equipo de trabajo definido. Además, los resultados no lo acompañaban. De ese modo, es posible resumir los primeros siete meses del 2017 de Juan Martín Del Potro. Sin embargo, el tandilense es un guerrero y después de haber luchado tanto por regresar a las canchas, no iba a darse por vencido con tanta facilidad.

Del Potro Estocolmo Oficial
Del Potro arrancará a competir la próxima temporada en el ATP 250 de Auckland. / Foto: ATP Estolcolmo

En el Abierto de los Estados Unidos se reencontró con ese fuego sagrado que lo ha llevado a discutir de igual a igual los campeonatos más importantes contra los mejores jugadores del mundo. Allí recuperó la memoria: impuso las condiciones frente a los rivales a priori más débiles y prevaleció ante jugadores del Top-10 como lo son Dominic Thiem y Roger Federer. Tanto es así que alcanzó las semifinales, instancia en la que no pudo con Rafael Nadal. Si bien terminó perdiendo ese encuentro, se vio a un Del Potro agresivo no sólo con el drive, sino también con el revés, su golpe más endeble.

Luego, llegaron las semifinales en el Masters 1000 de Shanghai, la final en Basilea y el título en Estocolmo que le permitieron terminar el año a una victoria de ingresar al Masters de Londres y ubicado en el undécimo puesto del ranking.

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Puntos que defienden los jugadores del Top-16 en las primeras doce semanas del año. / Infografía: Un poco de tenis

A los 29 años se le presenta una ocasión soñada: volver al Top-10 y, por qué no, meterse también dentro de los cinco mejores. Hasta el Masters 1000 de Miami, Del Potro defiende 225 puntos y en el lote de los primeros 16 tenistas del mundo es uno de los que menos sumó en ese lapso de esta temporada (ver diagrama). Los números juegan a su favor e ilusionan.

Con los jóvenes acechando de atrás y con los regresos de Novak Djokovic, Stan Wawrinka, Andy Murray y Milos Raonic a la vuelta de la esquina, Del Potro no puede dejar pasar esta última oportunidad de recuperar el terreno perdido.

Por: Ayrton Aguirre

Next Gen Finals: el torneo que sirvió para sacar conclusiones

La temporada va terminando. Finalizó hace dos semanas el Masters 1000 París y gran parte de los jugadores entraron en el período de vacaciones. Sin embargo, luego del torneo francés se jugó el Next Gen Finals, que se disputó en la previa al Masters de Londres y que reunió a los mejores ocho tenistas Sub-21 del año. El surcoreano Hyeon Chung se proclamó campeón.

Chung AP Next Gen Finals
Chung ganó los cinco partidos que disputó, hecho que le permitió quedarse con el título. / Foto: AP

Por primera ocasión en la historia se llevó a cabo en Milán un certamen que premia a los «jugadores del futuro». Más allá de eso, la principal curiosidad fueron los cambios que aplicó la ATP en el torneo. La idea consistió en probar algunas modificaciones para hacer del tenis un juego más dinámico y, de ese modo, evitar una larga duración de los partidos. En definitiva, buscaron amoldarse a las exigencias de la televisión.

A continuación el análisis de cada una de las  innovaciones:

-Sets al mejor de cuatro games: La definición de los parciales es demasiado rápida, situación que favorece a los sacadores. Un quiebre, muchas veces, puede ser definitivo para la definición del set. Asimismo, el tiebreak se da en el tres iguales. Parece complicado su asentamiento en el futuro.

-Sacar el let: Es un arma de doble filo, puesto que la faja tiende a favorecer al sacador. Es una regla que no reduce demasiado el tiempo de juego y que seguramente no sea aplicada en el circuito.

-Juegos sin ventajas: Eliminar las ventajas parece el mayor acierto debido a que le da dinamismo a los games, el objetivo central de la organización. En reiteradas ocasiones se ha visto juegos que duraban más de ocho o diez minutos por este motivo. El punto decisivo se utiliza en el dobles y, realmente, los cotejos se definen con mayor rapidez.

-25 segundos entre que finaliza el punto y el próximo saque: Tener un reloj que marque el tiempo parece un buen implemento para evitar que los jugadores demoren bastante en realizar su servicio. Sin embargo, atenta contra los tenistas que buscan recuperar el aire luego de un punto exigente. Los jugadores aprobaron esta exigencia.

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El coaching, un cambio muy pedido en el último tiempo por los jugadores y que en Milán fue probado. Reacciones positivas. / Foto: ATP

-Un tiempo médico por partido: Evita que los jugadores pidan la atención del médico para «enfriar el encuentro», pero atenta contra la posible necesidad de algún jugador en un partido cuando sufra un dolor más fuerte.

-Jugar sin jueces de línea: La tecnología se fue incorporando en la mayoría de los deportes. El ojo de halcón llegó en 2006 al tenis y solucionó errores de los jueces de línea. Sin embargo, los jugadores tienen, por ahora, la posibilidad de pedir la ayuda técnica tres veces por set. En Milán, la organización decidió incorporar el ojo de halcón automático, es decir, que no bien la pelota salía de la cancha -sin las líneas del dobles- marcaban el error. Quizás los avances tecnológicos ayuden a que este proyecto avance. No obstante, desvirtúa el espíritu del juego y, además, sería muy difícil su incorporación al polvo de ladrillo.

-Coaching: La ayuda de los entrenadores parece fundamental en un deporte tan solitario. Hablar en los cambios de lado con otro puede favorecer tanto a los tenistas como al juego en sí. La Copa Davis acepta al capitán en el banco de cada jugador. Este cambio por ahora es desde las tribunas. Incluso colabora con el show que buscan desde la televisión. Sería interesante su incorporación definitiva.

El torneo fue un banco de pruebas. Ahora habrá que esperar la opinión de los tenistas, quienes son fundamental para la posible implementación de estas modificaciones.

Por: Ayrton Aguirre

Hay que mantener los pies sobre la tierra

Muchas veces una victoria marca el rumbo de un tenista en el circuito. Otras tantas significa una buena tarde. Y en algunas oportunidades es producto del esfuerzo y el progreso que ese jugador viene realizando. Las dos últimas causas encajan perfectamente en Nicolás Kicker.

Kicker EFE
Kicker ganó en 2016 dos títulos Challengers (Perugia y Guayaquil). / Foto: EFE

El argentino de 24 años forjó hace dos días el triunfo más relevante de su vida dentro de una cancha de tenis al vencer en tres parciales en el ATP 250 de Lyon al australiano Nick Kyrgios, quien se ubica en la posición 19 del ranking. Muchos portales de internet y medios gráficos, radiales y televisivos ponderaron al oriundo de Merlo luego de esa proeza. Le cargaron una presión enorme. En consecuencia, entendían que si había conseguido semejante éxito no iba a tener inconvenientes en superar a su siguiente escollo: el georgiano Nikoloz Basilashvili (71º). Sin embargo, cayó de forma abultada. Entonces, ¿terminó su «fama»? ¿dejó de ser el chico revelación? Nada de eso. Ni tras superar a Kyrgios era el mejor, ni ahora pasó a quedar en el olvido.

Kicker, 94 del escalafón mundial, seguirá peleándola como siempre, sin olvidarse de sus origines. Todo su avance fue a través de la lucha, del esfuerzo y de nunca darse por vencido. Pasó por todos los niveles: Futures, Challengers y, actualmente, está comenzando a incursionar en el planeta de la élite de la ATP. Desde abril de este año se instaló dentro del Top-100 y la semana próxima hará su debut en un Grand Slam, más precisamente en Roland Garros y sobre polvo de ladrillo, la superficie que más le gusta al diestro con revés a una mano.

Kicker Guayaquil Open
El argentino fue padre a los 19 y la lucha para seguir progresando en el deporte que ama. / Foto: Guayaquil Open

Todavía es joven y tiene mucho por crecer en la parte tenística y psicológica. Además, está exhibiendo sus primeras armas y va a atravesar por momentos buenos y otros no tanto, aunque deberá mantener siempre los pies sobre la tierra.

Por: Ayrton Aguirre

El único que puede derrocar al rey

Astuto, dinámico, inteligente, joven, capaz. Esas son algunas de las aptitudes que posee el austriaco Dominic Thiem, quien a sus 23 años es el único tenista que emerge como posible candidato a arrebatarle el título en Roland Garros a Rafael Nadal.

Ansa Thiem
Thiem festeja su victoria contra Nadal en Roma. Fue 6-4 6-3 en casi dos horas de juego. / Foto: ANSA

Si bien aún faltan diez días para el comienzo del segundo Grand Slam de la temporada, todo indica que el español actual cuatro del ranking mundial va camino a su décima coronación en tierras parisinas. El andar del zurdo en esta temporada obliga a los fanáticos de este deporte a imaginarse al nacido en Manacor levantando el trofeo en la Philippe Chartier. Sin embargo, hay un actor que no quiere ser olvidado en la filmación de la película. Thiem se le planta a Nadal y hace pensar que es el aspirante a batirlo en Francia.

Sus buenas actuaciones sobre polvo de ladrillo presionan al director del film a tenerlo en cuenta para cumplir un rol protagónico y no solamente como actor de reparto. Y sus condiciones lo habilitan a exigir ese reconocimiento. Condición física le sobra. Además, encuentro a encuentro demuestra que puede bancarse horas y horas de acción en la cancha. No obstante, lo que más alimenta la ilusión de la joven figura europea son sus cualidades técnicas. Cuenta con un revés a una mano totalmente natural y con ese golpe varía las direcciones sin ningún inconveniente. En tanto, posee una gran solidez desde la línea de base a lo que le suma una muy buena compañía de su drive y de su saque.

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El austriaco quiere quitarle al español la corona de Roland Garros.  / Foto: AP

En los tres duelos que disputaron en esta gira previa al evento francés, el español se quedó con los jugados en el ATP 500 de Barcelona y en el Masters 1000 de Madrid mientras que Thiem se tomó revancha en la capital italiana.

Por otra parte, la no participación del suizo Roger Federer y los bajos niveles mostrados en 2017 de Stan Wawrinka, Andy Murray y Novak Djokovic lo sitúan al pupilo de Günter Bresnik como el máximo candidato a luchar por el título en Roland Garros frente a Nadal. Condiciones le sobran. Habrá que ver si aguanta la presión de ser el candidato a derrocar al rey.

Por: Ayrton Aguirre

Juan Mónaco y un retiro premeditado

Todo lo que comienza alguna vez termina. Y la actividad profesional de Juan Mónaco en el tenis llegó a su fin. Mediante un comunicado en Twitter anunció esta mañana su retiro. Una lesión en su muñeca derecha marcó el desenlace de una carrera más que exitosa.

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Mónaco con su último trofeo. En Houston se consagró en dos oportunidades (’12-’16). / Foto: Twitter @picomonaco

Injustamente criticado, el tandilense demostró a lo largo de su trayectoria que no fue en vano tanto esfuerzo de joven. Resignó estudios, se distanció de su familia. Todo por perseguir su sueño: vivir del tenis.

Su derrota con el alemán Dustin Brown en el ATP 250 de Houston fue el último suspiro de Mónaco como competidor en un evento oficial. Este año pudo saltar sólo tres veces a la cancha. El denominador común: todas culminaron en derrota. Los resultados no aparecieron. Su mejoría física tampoco.

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En su vuelta perdió en la primera ronda de Indian Wells, de Miami y de Houston. / Foto: AFP

Una decisión de esta magnitud siempre es difícil de tomar. La peleó hasta el último momento. Nunca dejó de intentar, pero su cuerpo no le permitió continuar con una travesía que arrancó en 2002 cuando disputó su primer encuentro profesional. Tras 15 años fue la hora de decir basta.

Ganó y perdió. Tanto dentro del terreno de juego como fuera de ello. No sólo se lleva un sinfín de inolvidables experiencias, sino también amistades que, seguramente, duren para toda su vida. Sus compatriotas Diego Schwartzman, Máximo González y Mariano Zabaleta -exentrenador- y los españoles Rafael Nadal y Feliciano López son algunos ejemplos de las relaciones que forjó.

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Nadal y Mónaco, dos amantes del fútbol, presentes en el mítico Estadio Maracaná. / Foto: Facebook Rafael Nadal

Cuando vistió la celeste y blanca se transformaba. Dejaba todo de lado y venía al país para defender los colores. Su relación con la Copa Davis fue siempre de amor. Nunca le dio la espalda al certamen más importantes por países del mundo. Jugó infiltrado, con dolor, sobrepasando los límites y las recomendaciones médicas. Él siempre puso la cara. En el momento en el que todos priorizaban sus calendarios personales, Mónaco viajó a dónde fue necesario para representar a la Argentina. Y toda esa entrega le fue retribuida con el premio mayor: ganar la Ensaladera de Plata. Esa que fue tan esquiva en la historia nacional. Si bien disputó un único partido en la serie de cuartos de final ante Italia (derrota ante Fabio Fognini), Pico formó parte de ese grupo de jugadores que se coronó el año pasado en Zagreb ante Croacia. Asimismo, el tenista de 33 años ganó en 2010 junto con Eduardo Schwank y Horacio Zeballos la Copa Mundial por Equipos, que se llevó a cabo en Düsseldorf, Alemania.

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Pico jugó tres Juegos Olímpicos (Beijing 2008, Londres 2012 y Río 2016). En la capital británica efectuó su mejor actuación al arribar a la segunda ronda del evento. / Foto: AFP

En cuanto a su carrera personal, Mónaco logró cosas imposibles para la mayoría de los tenistas argentinos. El 23 de julio de 2012 se instaló dentro de los diez mejores del ranking mundial y, de ese modo, ingresó al selecto grupo de albicelestes que alcanzaron esa colocación. Diestro con revés a dos manos, Pico obtuvo 342 victorias -veinte ante tenistas top ten- y 271 caídas. Números más que positivos. Además, levantó 9 títulos ATP (ocho sobre polvo de ladrillo y uno bajo techo), entre ellos El Abierto de Buenos Aires, certamen más que especial, ya que fue su debut en los palmarés. Además, allí era donde el tandilense más cómodo se sentía gracias al apoyo del público local. Quizás su única cuenta pendiente fue llegar más lejos en un Grand Slam. Cuatro veces quedó eliminado en la cuarta ronda de un torneo grande. Dos veces en Roland Garros y otras en el Abierto de los Estados Unidos.

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El tandilense jugó en 2011 su única final de Copa Davis. Fue derrota 1-3 contra España en Sevilla. Y Mónaco perdió frente a Nadal en el encuentro inaugural de la serie. / Foto: Telam 

Ahora, Mónaco piensa en disfrutar fuera de las pistas. Ir a ver a su amado Estudiantes cuando efectúe de local, dedicarse de lleno a su emprendimiento de cervezas artesanales o compartir más tiempo con sus seres queridos. Aunque lo único seguro es que hoy un grande del tenis argentino dijo adiós. No obstante, que se quede tranquilo porque a pesar de no haber sido la máxima estrella del álbum, aparecerá en las páginas más gloriosas del tenis celeste y blanco.

Por: Ayrton Aguirre

Nadal: la leyenda que nunca apagó ese fuego sagrado

Que nadie me despierte. Si bien no es lo aconsejable hablar en primera persona, Rafael Nadal hace que deje de lado los manuales de estilo y que siga a mi corazón. Lo que genera el español de 30 años es romper con lo normal, salir de la zona de confort para buscar algo más allá de lo habitual.

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Cumplió con la rutina. Sus títulos en polvo ya son considerados como una lógica absoluta. / Foto: AFP

Cuando al zurdo actual 5 del ranking mundial se lo daba por retirado a causa de sus recurrentes lesiones, Nadal salió a desmentir esos rumores y afirmó «estoy con más hambre que nunca de seguir consiguiendo títulos». Y no falló. Volvió para demostrar que es el Rey del polvo de ladrillo y que ese fuego sagrado aún sigue encendido. Regresó para sellar sus ¡décimas conquistas! en el Masters 1000 de Montecarlo y en el ATP 500 de Barcelona. Si, leíste bien. 10 veces en su carrera levantó el trofeo de campeón en esas ciudades. Una locura, que viniendo del nacido en Manacor no sorprende.

Su efectividad sobre esta superficie es descomunal. Ganó 51 de 59 finales en tierra batida. Únicamente cayó ante cuatro rivales, uno de los que se dio el gusto de derrotarlo en un partido decisivo fue el argentino Horacio Zeballos en Viña del Mar 2013. Además, en este tipo de canchas consiguió más del 90 por ciento de triunfos. Récord absoluto.

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En esta ocasión ganó el Conde de Godó sin ceder un set. / Foto: AP

Nadal genera amor en los fanáticos de este deporte. Su entrega emociona. Corre todas las pelotas como si fuese la última. Pega un revés cruzado que saca de los límites de la cancha a cualquier rival. El drive vuela. Los tiros de sensibilidad como son los drops son exactos. El saque quizás sea su punto más débil, pero en los momentos más críticos aparece. De todos modos, con la mentalidad ganadora que posee es capaz de suplir cualquier tipo de falla tenística.

Superar a Nadal en esta superficie significa toda una proeza. El español se reencontró en 2017 con su mejor versión, situación que reafirma certamen tras certamen y que se ve aún más sobresaliente en el comienzo de esta gira previa a Roland Garros. El segundo Grand Slam de la temporada es su campeonato preferido, donde se consagró en nueve oportunidades y buscará el domingo 11 de junio levantar el título Nº10 en la capital francesa. Parece que el suizo Roger Federer es el indicado a evitar esta histórica hazaña, aunque si Rafa anda derecho será muy complicado vencerlo en el patio de su casa.

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Nadal llegó a los 71 títulos ATP en 106 finales disputas. Y por 13º año seguido ganó dos títulos en una temporada. / Foto: EFE

Lo hecho por Nadal excede el mundo de la raqueta. Sus éxitos acaparan los principales portales del mundo. Su imagen vuelve a ocupar el centro de las noticias deportivas. El español está de regreso y no tiene techo. A través de su garra y sus ganas de mantenerse intacto logró recuperar un respeto que nunca debió haber perdido.

Por: Ayrton Aguirre